El ADN de Alain Pérez

Alain Pérez, cantante, arreglista, productor e instrumentista, es una de las principales figuras de la música popular cubana contemporánea. Si damos un breve bosquejo a su biografía encontramos que, desde los ocho años de edad inició sus pasos en el arte con una agrupación infantil en Cienfuegos. Estudiante de solfeo, en 1988 comienza en el Conservatorio de Música “Manuel Saumell” en la Perla del Sur.

A inicios de los 90`s continúa sus estudios en la Escuela Nacional de Arte de La Habana. En 1995 Irakere acogería al músico. Un año más tarde el también cantante cubano Isaac Delgado le propuso sustituir al bajista de su grupo, y Alain Pérez terminó siendo el director musical.

Como solista grabó su primer disco en España, donde mantuvo residencia por varios años. A su llegada a Cuba después del período en la península ibérica, y luego de tener cuatro CDs en su repertorio musical, el cantante daría vida a ADN, quinta producción, esta vez acuñads por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).

Pero… ¿cómo surge la canción que lleva el mismo nombre por título?

“ADN es un tema de mi padre (Gradelio Pérez) y mío, como otros tantos que hemos compuesto a través de mi carrera y producciones musicales. La letra es suya y la música de mi autoría. Nace por el año 2010 de la inspiración de componer y contar historias; pero después, al cabo de los años, es que se incluye en el disco y le da nombre”, expresó el propio Alain Pérez.

“Lo primero que surge es la canción, después se incorpora al repertorio de este disco que, como es el primero que grabo en Cuba después de tantos años, creí que era el nombre exacto para magnificar el momento y reafirmar mi presencia en La Habana, en la música cubana”, añadió.

La composición de los doce temas que conforman el disco incluye a Juan Antonio Gil y José Claro Fumero. Títulos como “De flor en flor”, “Shorcito”, y “Nos vemos luego”, conforman el álbum. Alain Pérez cuenta con colaboraciones de prestigio en la producción, entre ellas las de Omara Portuondo, Rubén Blades, y el grupo de rumba Osain del Monte.

El CD ADN estuvo nominado a los Grammy Latinos en la categoría Mejor álbum de Salsa en 2017, y el videoclip de la canción ganó en el apartado de Video música popular bailable en la vigésima edición de los Premios Lucas.

“La idea del videoclip nace de Joseph Ros para poder contar la historia, la crónica social de un barrio, que puede ser de una ciudad, de La Habana, pero él prefirió regresar a mis orígenes, a mi pueblo, al ADN de mi identidad, región y mi gente”, refirió el músico cubano.

Un retorno a las raíces trinitarias de Alain, así puede definirse la íntegra cantidad de planos del clip. Imágenes del casco histórico de Trinidad, unidas a un colorido vestuario, rompen con las típicas locaciones habaneras que resultan más que comunes en los audiovisuales.

Sobre la grabación y sus complejidades, Alain Pérez declaró a Los Lucas: “Fue una gran producción, una puesta tremenda de logística, movimiento de equipos, de bailarines y músicos, de 60 a 100 personas que tuvieron que viajar de La Habana a Trinidad.

“En el clip contamos con la colaboración de todos, aunque sí nos fallaron algunas luces, y hubo locaciones que no pudieron grabarse. Sobre la marcha se improvisaron algunas tomas que, gracias a la experiencia y creatividad de Joseph, salieron y se logró rodar”.

Aunque la logística fungió como una adversidad para la grabación, una ocurrencia del realizador Joseph Ros representaría un reto físico y hasta mental para el cantante y algunos bailarines: “Estuvimos rodando en Manaca Iznaga, en el pueblo mío, donde salen las imágenes de la torre, de la fiesta con los niños, mi abuelo Tata Eduardo Pérez aguantó todo ese tiempo. Una idea increíble de Joseph fue subir a la torre y bajar, lo hicimos varias veces, fue algo extenuante. Los bailarines terminaron cansados, algunos tenían miedo porque son escalares muy inclinadas”.

A cinco años de su estreno, el videoclip de ADN cuenta con un número de reproducciones superior a las 236 mil, Alain Pérez asegura que el audiovisual complementó la canción para catapultarla y llevar su música a un público más amplio.

La selección de los temas que extenderán su historia a una realización gráfica no ocurre al azar, según cuentan varios artistas: “Hay temas que son singles, de puntería, hits, entonces con estos se realiza un trabajo de mesa para apostar por la creación del videoclip. Cuando es una canción que pega y que comparten todas las personas, la energía se compromete para hacer una apuesta más por ella, y ahí entra el papel del clip”, afirmó el intérprete de “Hablando con Juana”.

La naturalidad representa un factor casi que imprescindible en los videoclips de Alain Pérez, sin embargo, los nuevos proyectos pudieran tener un enfoque más vinculado a la actuación, con el objetivo de experimentar sensaciones diferentes sin alejarse de su propia esencia.

“Intento ser lo más real posible, pero sí me gustaría involucrarme un poco más a la hora de contar la historia, en el guion, la trama, y en la interpretación que hacen los realizadores. Sería bueno extrapolarse, no ser tan literal como la canción. En algunos casos sí hay que hacerlo, todo depende de la letra. Me gustaría mostrarme lo más cercano posible, sin hacer personajes que no guarden relación conmigo, porque siempre busco ser yo”.

Mauricio Llópiz: “(…) prefiero hacer que no hacer”

En 2017 un trabajo de la mano de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, hizo posible la creación de un equipo de trabajo con el diseño y la comunicación audiovisual como hilo conductor de una estética grupal. Sindicato Studio constituye el nombre del proyecto donde destacan los directores Daniel Santoyo, Camilo Suárez y Mauricio Llópiz. Con este último quisimos conversar a propósito de su trayectoria en el clip cubano y en las Galas de Premios Lucas.

 

Graduado de comunicación visual en el Instituto Superior de Diseño, comenzó su inventiva en los videoclips primero como una afición. Todo aquello que se moviera en las pantallas, el cine, la animación, o el propio recurso audiovisual de la música envolvieron al joven en su etapa universitaria. El interés creció y convirtió un hobby en algo más profesional.

“Gracias a algunos de mis mejores amigos quienes casualmente, o no, también estaban vinculados al medio, estuve siempre enrolado en talleres, festivales y un par de experimentos, definitivamente estar rodeado de personas con ambiciones comunes y en etapas similares de la vida fue importante”, declaró Mauricio Llópiz.

Sobre sus primeros pasos explicó: “En el clip específicamente comencé asistiendo como montador de arte a una amiga. Gracias también a otro amigo que empezaba a hacer sus primeras flexiones en la Producción Audiovisual. Ya por entonces Sindicato iba tomando forma como estudio.

“Eventualmente aparecieron un par de proyectos donde podía involucrarme como co-director, algunos se hicieron, otros fueron meros ejercicios. Hasta que finalmente Real Project aterrizó, con toda su bondad y confianza”.

 

Mauricio no sabría determinar qué rasgos diferencian sus creaciones de las de otros realizadores, pues asegura que su trabajo parte del estudio de obras ajenas para su concreción: “Es un resultado impuro, de ideas cuyo origen
es impersonal. Vienen de lo que veo, de lo que ven otros, de lo que nos
robamos en conjunto y luego debatimos cómo utilizar.”

Como realizador de videoclips acepta las propuestas que lo atraigan o convenzan desde una óptima u otra. En ocasiones ha tropezado con ideas que no cumplen con ninguna de sus expectativas, esas prefiere dejarlas ir, aunque mañana quizás se arrepienta. No obstante, considera que practicar en las condiciones que se presenten resulta provechoso para pulir la estética y profesionalidad, porque como él alega “(…) ante la duda prefiero hacer que no hacer”.

Mauricio Llópiz explica cómo decide qué historia contar y de qué manera organizar las ideas en un videoclip: “Hay varias estrategias que encuentro efectivas. La letra siempre ayuda, contiene muchísimo: imágenes, metáforas, elementos que se pueden recontextualizar con facilidad. Ese es digamos el nivel 1.

“Luego está el contexto. Los temas muchas veces son resultado de una intención particular de su autor, analizan específicamente algo. De ahí también se obtienen tramas y subtramas, sistemas de símbolos, estéticas súper útiles a la hora de definir una historia y cómo va a contarse.

“El tercero que se me ocurre viene del propio ADN del tema. El jazz, por ejemplo, o un determinado tipo de jazz, se puede asociar con formas de representación específicas. Eso se vuelve un punto de referencia ya sea para seguir o contradecir. Para mí lo más interesante es el crossbreeding, cuando una cosa se camufla en otra o en muchas otras”.

Repentino aparece como título de un tema de la banda de jazz Real Project junto a Niurka González y Yasel Muñoz, el cual estuvo nominado a Video del Año en la más reciente premiación de Los Lucas. El clip posee una duración de seis minutos y unos pocos segundos, lo que podría verse como algo extremo en la vorágine vida en el ciberespacio de las personas de hoy.

Al respecto Mauricio comenta: “No creo que la duración atente contra la cualidad audiovisual. El clip es hijo bastardo de la publicidad y el video arte. Su efectividad puede estar en la condensación o en la dilatación en el tiempo. Sucede en cualquier obra que se desarrolle en esta magnitud: una película, una coreografía o una composición musical. Dure lo que dure, habrá una retribución al final si se ha mostrado algo de valor en el interior”.

“Yo disfruté hacer Repentino, como disfruto escuchar el tema, como disfruto ver el resultado final. Y vale la pena, en mi opinión, llegar al final, incluso más allá, en los créditos hay contenidos que completan el video. Por supuesto habrá quién lo encuentre tedioso y quien lo valore, ambas son posiciones totalmente válidas”, añadió.

El tema carece en su totalidad de una letra para desarrollar una historia. Los minutos desenvuelven la trama con una serie de personajes y escenarios con una iluminación tenue, planos en blanco y negro, imágenes que, de cierto modo, energizan la música.

¿Qué ventajas o desventajas proporciona una canción que prescinde de letra?

“La letra ofrece comodidades al realizador que pueden terminar en redundancias, todos hemos padecido de ese tartamudeo. En ese sentido la música que carece de ella ofrece una materia menos específica para trabajar. Quizá requiere más abstracción e investigación, pero definitivamente el resultado es menos directo. Esto no siempre es deseable, puede volver el proceso creativo tedioso sin necesidad con un resultado desabrido y opaco”.

¿Cómo surge la idea de engranar la serie de planos que forman Repentino?

Repentino compara dos puntos de vistas: la curiosidad espiritual de un adulto y la irreverente de un niño. En el montaje tratamos de desarrollarlos en paralelo. Como elemento vinculante intercalamos material de archivo. Es el medio que conecta ambas curiosidades entre sí y la nuestra como realizadores”.

Las locaciones que deseaban los muchachos de Sindicato representaron un reto, así como la creación del monolito de nylon y su desintegración en CGI (Computer Generated Imagery o imagen generada por computadora) de forma creíble. El tiempo de filmación de todas las imágenes con los recursos disponibles es otra de esas “piedras” en el camino al acabado del clip.

El proceso íntegro para llegar al Repentino que actualmente podemos encontrar en las plataformas digitales demoró entre dos a cuatro meses: “Fue un proceso largo, porque no estábamos pensando sólo en Repentino. En ese momento desarrollábamos los otros clips que también se hicieron para el disco G.E.S de Real Project”.

A pesar del camino recorrido, siempre existen deseos insatisfechos aún por los que los artistas apuestan para futuras obras. ¿Qué video le gustaría realizar a Mauricio Llópiz, y por qué?

“Desde hace un tiempo me interesa experimentar con nuevos procesos de captura y generación de imágenes, quizás más asociados a la virtualidad. Creo que la imagen está cada vez más conectada a lo virtual que a repetir la realidad, ya sea como ficción, videoarte o videoclip.

“Sería interesante contar historias que, sin ser completamente ajenas a lo físico, se desarrollen en estos cyber-entornos. Por ejemplo, las narrativas que hay en los datos, en las estadísticas. Eso es una materia prima que me encantaría entender y utilizar”.

Te deseo suerte”: un tema de desamor y éxito

El recién fallecido Adalberto Álvarez descubrió la voz de un joven tiempo después de que su madre Caridad Gallo, pianista y poeta, lo invitara a acompañarla mientras tocaba armonías en su instrumento. Así comienza la historia musical de Pablo Alfonso Fernández Gallo, para los cubanos y el mundo, Paulo FG.

En 1992, pasado un año de grabar un álbum con Opus 13 del maestro Joaquín Betancourt, el muchacho de Buenavista, La Habana, alzó su voz como líder y vocalista de su propia agrupación musical Paulito FG y su Élite.

Su recorrido artístico nos llevaría extensas páginas de historias que, quizás en televisión se reprodujeran con mayor facilidad. Sin embargo, conviene centrarse en un disco, y especialmente en un tema que gustó al pueblo cubano e internacional en el 2002, “Te deseo suerte”.

Antes de surgir el CD lo hace la canción que lleva el mismo nombre. La sensibilidad hacia las diferentes circunstancias por las que atraviesan las personas, sobre todo las cercanas, así como las vivencias propias de quien compone, resultaron la fuente de la que bebió Paulo para escribir.

Los momentos de altas y bajas que se pueden tener desde el punto de vista personal, cuando aprecias a esas personas, cuando realmente todo empezó con amor y fue positivo desde el inicio, si en el camino tuvo un tránsito que no fue muy feliz, no hay que terminar digamos… con agravio.

“Hay que aprender a perdonar y desearle siempre a la gente el bien, para que eso sea lo que prime en tu vida, no se puede albergar odio, porque el odio y el rencor son una carga siempre bien pesada para avanzar”, comenta.

Adoptar dichas palabras como una filosofía de vida motivó los versos de “Te deseo suerte”, una historia de una relación cuyos miembros debían separar sus caminos en busca de la felicidad.

“(…) con esa creencia personal hice esta canción, que en ese momento no le atribuí que iba a tener mucho tránsito, fue algo emotivo, me conquistó la idea y le di rienda suelta”, añadió el cantante.

El público disfrutó del tema siete u ocho meses antes del estreno del disco, según el compositor e intérprete, era común realizar los lanzamientos sin sincronizar el proceso a un material más abarcador. La producción discográfica se organizó una vez que las canciones estaban listas.

“Nombré el disco con el mismo título del tema porque la canción tuvo gran aceptación. Cuando completé los temas entonces fue que hice el disco, pero ya había tenido gran acogida en los conciertos, a la gente le encantaba y eso me motivó, todo el mundo ya me pedía Te deseo suerte.