El sonido más visible de nuestro tiempo en los Premios Lucas 2023

Hace poco tiempo, tuvieron lugar las galas de los Premios Lucas 2023, siendo protagonista como cada año de la escena televisiva del país. Como ya es costumbre, realizadores audiovisuales, músicos, actores, actrices, otras profesionales del medio y público en general, esperaron con ansias el mayor evento nacional dedicado al videoclip cubano. Audiovisuales de las más diversas estéticas, géneros musicales, realizadores y músicos pertenecientes a varias generaciones, confluyeron en un mismo espacio con el único fin de alzarse al menos con un galardón.

Sin dudas, una de las categorías más relevantes dentro de los Premios Lucas es la de Video Más Popular. En esta, más allá del trabajo audiovisual realizado, la propuesta musical propiamente dicha sobresale a la hora de que el público (único juez en esta categoría), tome una decisión y emita su voto. Es por ello que este apartado dentro del concurso es un buen indicador para formarnos una idea sobre los gustos y preferencias musicales del público cubano actual.

Al revisar, la lista de Nominados a los Premios Lucas 2023, centré mi atención precisamente en esta categoría. Sin predisposición, al mirar con detenimiento el listado de videos nominados, advertí de inmediato algunos aspectos que, sin ánimos de juzgar, me sirven para reflexionar un poco sobre nuestra realidad sonora y para provocarlos a ustdes, a que como dice Taladrid, saquen sus propias conclusiones.

Resulta llamativo —al menos para mí— que de un total de diez videos nominados, cinco sean propuestas pertenecientes a la escena de la música urbana. No es un secreto para nadie que desde hace más de una década, la música urbana se impone cada vez con más fuerza dentro del panorama musical de la Cuba actual, desplazando y hasta relegando al olvido a otros géneros que fueron altamente populares en años anteriores. Recordemos aquellas ediciones en que propuestas como  Malo Cantidad, de Carlos Manuel y su Clan (2001); Quién Fue, de Haila (2005); o la Charanga Habanera con El Boni  (2003),  Ay! Ay Amor  (2004), Con la misma loca  (2009), y La suerte (2011) (el fenómeno de la Charanga creo merece una reflexión aparte) se alzaron con este premio, poniendo en la preferencia del público a la música popular bailable cubana.

Hoy día estos artistas han pasado a un segundo plano, e incluso de algunos de ellos no hemos vuelto a escuchar, y en su lugar, encabezan las listas de nominados al Video más popular nombres como Charly y Johayron, El Tiger, Alex Duvall, Alexander Abreu ft Gilberto Santa Rosa y Bryan Sánchez, Maykel Blanco, Buena Fé, entre otros. Los tres primeros, en los cuales centro mi atención debido a que se repiten en otros espacios de la lista siendo los más votados por el público, e incluso defendiendo más de un video, poseen un único denominador común que no es otro que “la música urbana”.

Habría que cuestionarse entonces el motivo de esta realidad. ¿Acaso a los ojos del público, las propuestas que llegan de la mano de la música urbana tienen mayor calidad y valor artístico que las que se gestan en el resto de las escenas musicales? ¿Será que los artistas pertenecientes a otras áreas de la creación musical no gozan de la simpatía y el cariño de los oyentes nacionales? ¿Tendrá que ver con el hecho de que la escena urbana cuenta con medios y recursos de producción musical y audiovisual mejores que el resto de las escenas, aspectos que por tanto facilitan una mayor producción, comercialización y promoción? ¿O acaso lo que sucede es que la población cubana de hoy ha cambiado tanto que dejó de sentir atracción por géneros que alguna vez fueron identitarios como la timba, la trova y la música alternativa, y hoy solo se siente identificada con el reguetón y el reparto?

Este comportamiento nos permite tener una idea bastante esclarecedora de por dónde van los tiros en cuanto al consumo y preferencias musicales en el país, y hasta qué punto la incluencia de músicas extranjeras ha permeado la creación musical en Cuba. Vale aclarar, que en esta categoría en específico Video más popular, no solo influye la calidad del producto audiovisual como tal (tengamos en cuenta que la mayor parte del público no posee criterios especializados sobre el mundo del videoclip). Aquí el papel de la música como materia prima y manifestación artística masiva hace la mayor parte del trabajo.

Otro elemento que captó mi atención, es que de estas cinco propuestas de música urbana, tres pertenecen a los mismos artistas Charly y Johayron, los cuales ocuparon varios de los primeros cinco lugares de votación. De hecho, sus videos “Mi mentirosa” y Cupido ft El Tiger, se disputaron el tan deseado Premio al Video más popular, obtenido finalmente por el primero de estos. Este hecho me lleva otra vez a realizar varios cuestionamientos. ¿Acaso no existen más exponentes dentro de la música urbana? ¿Será que realmente el trabajo de Charly y Johayron es muy superior al resto? ¿Dónde está la obra de los otros representantes de la escena urbana? ¿Su falta de presencia tendrá que ver con el éxodo masivo que ha tenido lugar en nuestro país en los últimos tiempos o será que lo dinámico del proceso de producción de esta escena y el carácter efímero de sus resultados musicales provocan una renovación orgánica de las obras y los exponentes?

Amén de las respuestas a las anteriores interrogantes, la realidad es que una vez más queda demostrada la eficiencia de lo que pudiéramos llamar “circuito de producción, promoción y comercialización de la escena urbana” en Cuba, o al menos de una parte de él. Ya sea por la eficacia de sus principales actores (productores, gestores, exponentes), lo atractivo de su música, el fácil acceso a los medios de producción y comercialización, la falta de interés cada vez mayor de la población por otras expresiones musicales, el alcance del género dentro de la isla resulta más notorio y evidente. Más allá de los detractores y dejando de lado todo tipo de juicio de valor, resulta innegable el hecho de que la música urbana se ha convertido en el sonido más visible de nuestro tiempo.

No sé a ustedes, pero a mí se me disparan todas las alarmas al notar la homogeneidad genérica y de exponentes en un apartado tan importante como el de Video Más Popular. Aunque muchos pudieran pensar que una categoría como Video del Año posee más peso dentro de los Premios Lucas, criterio que para nada cuestiono debido a que aquí sí se evalúan específicamente aspectos técnicos y artísticos relacionados con la realización audiovisual, no puedo evitar volver la mirada a los videos más populares, ya que estos son los que reflejan realmente los gustos y el sentir del público, o al menos del que emite su voto. Para nada tengo algo en contra de la música urbana, sus exponentes o quienes la consumen, sin embargo no puedo dejar de pensar que en un país artística y musicalmente tan rico como el nuestro, con un abanico tan amplio de posibilidades genéricas y sonoras, debería existir una mayor variedad y representatividad musical en el gusto popular. El día que entre los primero cinco puestos de la listas de Video Más Populares compitan un video de son, otro de timba, otro de rumba, otro de trova y otro de música urbana, por poner ejemplos, ese día sabremos entonces que esta sigue siendo La Isla de la música.

 

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