Los niños vistos desde Lucas

El videoclip hecho para niños (música infantil) o protagonizado por estos tiene una visibilidad sostenida en las más de dos décadas de vida de Lucas. Esto es un principio significativo para el Proyecto, como mismo velar porque dentro de esta categoría sea variada la estética a través de la cual se conecta con un público tan exigente como el infantil.

En ese sentido, la maestra Ana Nora Calaza significó en la más reciente edición del Premios, el esfuerzo y compromiso de Lucas por mantener esta categoría, en tanto se convertía en un excelente pretexto para sostener un repertorio—muchas veces clásico—del que las jóvenes generaciones necesitan apropiarse para conformar su mundo de ilusiones y fantasías.

Y de esa manera, llevándose a casa, el Lucas en ese apartado de música para niños, con el emblemático tema Cae una gotica, y acompañada por el director de la propuesta, Tony Nodarse, Ana Nora recibió la segunda gran sorpresa de la  noche, el premio “Súmate”, por la obra de toda la vida, al servicio del desarrollo intelectual y espiritual de niños y niñas. Así se unía en un premio la esencia de trabajo de largos e intensos años, en representación de un quehacer muy agradecido en el que también galardonados en ediciones anteriores como Liuba María Hevia, Enid Rosales y Rochy engrosan una selecta lista de buen gusto y rigor.

Realizadores como Ernesto Piña, Ivette Ávila, el dueto Yemeli Cruz y Adanoe Lima, Lidia Morales, la jovencita Olivia Solano y Rocío Rodríguez entre otros han optado en sus disimiles propuestas por inclinarse hacia la animación, a manera de dialogar con niñas y niños, y luego de años de estudio y experimentación, ese camino ha ido logrando esa necesaria retroalimentación entre creador y receptor.

Y como mismo crece la cantidad de creadores interesados en los pequeños para conformar su mundo ficcional, también hay niños y niñas que protagonizan sus propias historias. Y eso se convierte en un plus, en tanto es la posibilidad de verlos autorepresentarse con toda seriedad, aun a través del juego y el jolgorio.

Vale recordar, por ejemplo, a los hermanos Gabi y Sofi que han asumido un bello canto de respeto a la naturaleza, de modo inclusivo, a través de la propuesta “Somos niños”; o Joseíto, la amenaza, como cariosamente se le conoce en el gremio al hijo del director Jose Rojas y la bailarina y corógrafa Rachel Gonzáles, a quien recientemente vimos protagonizar, “Otro planeta”, un video que vive junto a su prima, y del que mucho y bien se podrá hablar.

Un caso similar lo disfrutamos junto a los pequeños que conformaron el escenario vivencial de “El hipopótamo”, multipremiado video de Buena Fe, dirigido por Leandro de la Rosa.

Estos serían solo algunos ejemplos de lo que significa recrear su propio contexto vivencial, sino también cómo logran insertarse en el del adulto sin perder la inocencia, la ingenuidad, la frescura y lo más importante: la posibilidad de la sorpresa y la invención.

Desde experiencias muy particulares los niños en estas propuestas regalan un discurso extra verbal que le aporta matices y significaciones al clip en cuestión. Los niños en “El hipopótamo” ofrecen una mirada de atención a los padres, porque mientras su canto e insistente andar se intensifica les muestran a estos que, de sexo, intimidad y placer también se les puede compartir, mientras los códigos que prevalezcan sean los de amor, fantasía e ingenio para asumir la comunicación.

Por su parte Jose Rojas, en “Otro planeta” deja que el par de protagonistas infantiles viva la ilusión de un discurso paralelo donde prima también el amor, solo que esta vez ellos lo viven desde sus cortos años y lo hacen desde la sutileza de una aventura (vida), que recién se inicia. Por ello alrededor de ellos, lo único real son los sentimientos, el resto de los elementos son mera invención; consecuencia de la construcción de un mundo postproducido: ese otro planeta que adquiere valor simbólico es solo la verdad que defiende la inocencia infantil.

Son muchos los videos en que la figura infantil asume el rol de protagonista y así lo reconoce Lucas, cuya mirada inclusiva aplaude, desde hace muchos años, esos mundos interpretados, resignificados y vivenciados por ellas y ellos.

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