Un “silencio” que suena y mucho

Entrevista a Lixuán Licea. Director audiovisual

Estreno en Lucas 2024 Velito, el bufón ft Alexander Abreu, con un tema que está dando mucho de qué hablar y de qué bailar, “Silencio”. 

Muy por el contrario a lo que su nombre indica, la canción ha sido entendida por Velito, su creador, como un tema de crecimiento personal, y según el maestro Abreu es una excelente oportunidad para que la sociedad y decisores en el entorno de las políticas musicales reconozcan que hay un talento en los jóvenes— no siempre salidos de las academias—para asumir letras inteligentes, respetuosas desde lo urbano que resignifican los valores de la sociedad de una manera muy clara e inclusiva.

Sobre la experiencia de realizar este audiovisual que en poco tiempo está dando muchas satisfacciones a los artistas que en él intervienen, nos habla justamente su director Lixuán Licea, realizador premiado en la pasada edición de los Premios Lucas con el estremecedor video “Alzheimer” y hoy regresa muy “movidito” en esta feliz conjugación entre lo urbano y la timba.

Ante todo Lixuán, hagamos un poquito de historia. ¿Cómo transitas de un video como “Alzheimer” hasta “Silencio”?

“Pues sí, fui premiado en la edición pasada de Lucas con el videoclip Alzheimer, un audiovisual muy difícil porque el tema tenía un mensaje emocional sumamente conmovedor y quise, con imágenes, graficar el dolor del familiar que es quien más sufre al acompañar al paciente. Fue una experiencia enriquecedora y un tránsito necesario para llegar ahora a Silencio, un salto completamente distinto, pues se trata de una propuesta más movida, callejera, aunque siempre respetando los códigos visuales.

“Realmente para mí ha sido un reto ir de un extremo a otro de la creación; pero, a la vez es súper gratificante porque como suelo decirle a mi equipo de trabajo todo parte de la energía que tengamos y de cómo seamos capaces de compartirla con el artista para que el resultado sea positivo. Personalmente le tengo mucha fe a esta canción. He visto cómo las personas se sienten identificadas con la letra, así que es una experiencia muy bonita la que estoy viviendo; en la zona de Alamar donde vivo porque la gente me ve en la calle, me saludan, me felicitan con mucho agrado. Es algo muy grande”.

¿Cómo llegas a Silencio, Lixuán?

“Bueno, a Silencio, llego por petición del propio Velito que me hizo la propuesta hace alrededor de tres meses e hicimos un primer clip con el mismo concepto que estamos defendiendo ahora.

“Es una realización hecha con el maestro Alexander Abreu que ha representado algo muy grande y lindo en mi carrera pues nunca imaginé que podría suceder. Fue un trabajo bien pensado, tomando en cuenta que el tema habla de superación, crecimiento, cómo hay que luchar (en ese caso los artistas) para llegar a un objetivo, por muy lejano que parezca. Entonces a partir de ese mensaje imaginé el video en la calle para ver y sentir la reacción del público al tener tan cerca a los artistas”.

¿Ese fue entonces el criterio de filmación?

“Exacto, respetamos cada paso del guion pero hubo un margen amplísimo para la improvisación porque nunca se sabe cómo va a reaccionar el público ante ciertas figuras. Pero, repito, fue un trabajo muy organizado, rápido, entramos por el bulevar, pusimos la música del tema y a esperar la reacción de la gente, que al verlos caminando al compás del tema protagonizaron entonces algo explosivo.  Por eso no me queda otra cosa que agradecerle a ese público por su disciplina y buena energía. Nada de lo que aparece en escena hubo que trabajarlo, eso es sencillamente la reacción del pueblo, así que para mí como director y editor me satisface pensar en ese momento y las tantas personas que se sumaron a formar parte de la aventura. Realmente sin ellos no hubiera tenido el mismo sabor y sentido.

“Como ves, entonces, el concepto de llevar este video a la calle tiene que ver con la propia identificación de las personas con la letra. Yo necesitaba graficar ese sentimiento. Me han preguntado mucho por qué Alexander tocando la trompeta en la parada, y que de pronto llegue Velito, y justo sea ese lugar donde se desarrollen momentos principales de la historia. Lo cierto es que la parada en el video toma un valor simbólico porque es un sitio de espera de algo que puede llegar pronto o no, y es exactamente eso lo que ocurre con la fama y el éxito. En ese sentido estar en la parada es la manera de mostrar cuanto lucha un artista por lograr su meta. La parada significa estar en el lugar indicado en espera del porvenir. Solo hay que estar situado en la parada idónea.

Lixuán, es evidente cómo ha ido creciendo tu carrera dentro del audiovisual. ¿Cuánto Lucas tiene que ver con ello?

“Pues creo que Lucas tiene que ver muchísimo porque me exige muchas cosas, y lo fundamental es que me exige enfocarme en una idea central, trabajar un buen guion, pensado, acabado; velar por una cuidadosa fotografía. Lucas me exige una organización y es lo que a la vez yo demando como director.

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Elioveliz Pérez: el José José cubano en Los Lucas

Las entrevistas y noticias en medios de Cuba y el mundo no se hicieron esperar después de que la voz del cubano Elioveliz Pérez Romero se diera a conocer. Su historia es la de un niño que quiso robar la atención de su madre de la forma más especial, con la interpretación de las canciones de su ídolo, el gran cantante y compositor mexicano José José.

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La música de concierto en Lucas

Si hay algo interesante en el contexto musical cubano, es que históricamente en nuestra realidad sonora han convivido una gran variedad de maneras de expresión. Entre las escenas musicales más longevas en nuestro país, sin lugar a dudas está la llamada música académica o de concierto. Y es que debido al proceso de colonialización que todos conocemos y en el que no voy a ahondar, la música europea, específicamente la que hoy entendemos como “de concierto”, comenzó a poblar esta isla casi a la par de los primeros españoles que pusieron un pie en Cuba. Con el paso de los años ese tipo de creación musical se cubanizó, logrando una identidad particular y una calidad innegable.

Sin embargo, a día de hoy, a pesar de que existen en Cuba excelentes compositores, exponentes y agrupaciones musicales que cultivan este tipo de sonoridad, y que la formación de los músicos en nuestro sistema de enseñanza artística se sustenta sobre la práctica de la música académica, esa área de la creación no resulta todo lo visible que a mi entender, debería ser.

Revisando el listado de videos que han sido galardonados en los Premios Lucas como Video más popular y específicamente, como Video del año, me di cuenta que en la primera de estas categorías no tenemos ningún ganador adscrito a dicha escena, y en la segunda solo aparece premiado en el año 2013 el clip “El vuelo de moscardón” de Aldo López Gavilán, dirigido por Raupa, Mola y Nelson Ponce.

Entonces es aquí donde una vez más no puedo evitar hacerme varios cuestionamientos.

¿Será que erróneamente se entiende que este tipo de sonoridad no necesita materiales audiovisuales para su promoción? ¿Acaso, desde las instituciones que pueden financiar estas producciones no se les estará prestando la atención necesaria y otorgándoles el valor que realmente tienen estas propuestas? ¿O tendrá que ver con que la cantidad de videos producidos dentro de esta escena por año es tan poco representativa que se pierden dentro de un certámen como Lucas?

A priori y casi desde el empirísmo total, me atrevo a decir que este fenómeno tiene su principal causa en el hecho de que dentro de la escena de la música de concierto existe una menor producción de videosclips que en el resto de las áreas de creación musical. Si hacemos un esfuerzo y tiramos de la memoria, nos daremos cuenta que durante estos casi 30 años de Lucas, han sido muy pocas las obras que se producen y llegan al programa representando a este tipo de música, aspecto que considero totalmente injusto e incoherente cuando valoro el nivel de la música académica en Cuba y las figuras (sean artistas o agrupaciones) que la engalanan. Creo entender que instituciones como La Orquesta Sinfónica de La Habana, La Orquesta de Cámara Música Eterna, La Orquesta de Lyceum de La Habana, el Coro Nacional de Cuba o la Camerata Romeu, por solo citar algunas, cuentan con el repertorio y calidad artísticas suficientes para generar videos de gran atractivo y valor. Los exponentes de la música de concierto tienen el mismo derecho que cualquier trovador, salsero o jazzista, a contar con un clip de calidad que permita que su trabajo llegue a las grandes masas.

Aunque en los últimos años, espacios como el Centro Nacional de Música de Concierto, el Instituto Cubano de la Música y el Ministerio de Cultura han auspiciado la producción de videos clips para esta escena, ayudando a promover la obra de artistas y agrupaciones como Huberal Herrera, Guido López Gavilán y Música Eterna, la Orquesta de Cámara de La Habana dirigida por Dayana García y Roberto Valera, quién con su último video clip “Sonatonga” alcanzó un sin número de nominaciones y reconocimiento en la reciente edición de los Premios Lucas, lo cierto es que aún no es representativo el número de videos clips, si tomamos en cuenta la producción fonográfica de este tipo de creación en la Isla. Usando como medidor a un evento como Cubadisco, en el que años tras años se recibe un gran volumen de obras de probada calidad en el área académica, entonces debería existir una mayor presencia de la música de concierto en un espacio como Lucas que cuenta con su propia categoría. Claro está que para que Lucas cuente con mayor representatividad de obras audiovisuales relacionadas con este tipo de música, tiene que existir entonces una mayor producción de videos clips que la acompañen.

Se habla constantemente de la necesidad de ponderar los valores de la música cubana o de la llamada “buena música”, y de educar el gusto estético y de consumo de la población, sin embargo muchas veces no se enfocan los recursos y esfuerzos en potenciar y promover aquellas expresiones que por derecho propio lo merecen. No podemos olvidar que lo que no se promueve no se consume, y en los tiempos que corren está más claro que nunca que la música además de escucharse, necesita ser vista.