Se inicia un nuevo ciclo del proyecto Lucas y resulta de gran agrado que entre las primeras propuestas del año se encuentre una de tan alto vuelo, protagonizada por el maestro Roberto Valera, Premio Nacional de la Música 1989 y dirigida por el experimentado Pablo Massip y su equipo de ALMAR Producciones.
“Sonatonga” es el título de la pieza que se suma al empeño del Centro Nacional de Concierto de potenciar a través del audiovisual la obra de importantes compositores e intérpretes de la música académica cubana, cuya labor ha trascendido la isla. Esta propuesta se suma a las anteriores protagonizadas por los maestros Huberal Herrera y Guido López Gavilán: una trilogía de excelencia que prestigia la esencia inclusiva de Lucas.
Sonatonga, término compuesto que aúna los semas vinculados con Sonata y Conga es justo el que refrenda la esencia de un material donde convergen, con especial acierto, el valor sonoro y el movimiento. Un audiovisual en el que lo danzario y lo dramático armonizan en fusión de hacer resaltar la belleza de carácter épico que reina en la pieza. La historia como parte de la vida quedan colocadas en la misma dimensión.
Este material es un dedicado homenaje al cine. Abundan los guiños con las cinematografías estadounidense, soviética, por solo recordar El acorazado Potemkin; y por supuesto, con la nacional, a la manera de las Páginas del diario de José Martí, Sy Cuba, La primera carga al machete… De esa manera entre tantas posibles lecturas se afirma como la vida se teje amén de las posibles fronteras físicas y culturales, en tanto estas solo constituyen barreras creadas por los hombres; ella se resignifica mucho más allá. Lo trágico de una situación límite como lo es la guerra queda atenuada, a partir de la otra fuerza que regala la música, representada simbólicamente por la conga.
El empleo de los primeros planos—sin despreciar el trabajo sobre algunos detalles— la alternancia en el del uso del color, con el blanco y negro, donde este regresa a los segmentos de juego con la historia y la memoria afectiva; así como el regodeo en las sugerencias y el diseño de lo simbólico (este último elemento distintivo del discurso de Massip) son algunos de los otros muchos valores de este trabajo donde el maestro Valera aparece regalando esa vitalidad y poder extra verbal que le distingue, al obsequiar al público tantos y tantos matices sonoro-expresivos.
Con la sencillez que le caracteriza, en entrevista realizada para presentar el video, asombrado de poder presentarse en un espacio como Lucas, Valera igual se mostró gozoso de poder representar una pieza que dialoga constantemente con esencias de la nacionalidad cubana, a partir de un concepto de universalidad probada, en tanto reina la música por encima de cualquier circunstancia.
Es curioso, cuando se refiere a la conga lo hace más allá de la expresión músico- danzaria, atribuyéndole un sentido identitario más conceptual. De hecho, afirma que esta debiera ser la verdadera marcha cubana por toda la energía, vitalidad que contiene y conserva. Tanto que se atreve a pensar que si un ejército marchara al ritmo de una conga sería invencible. Dicho así pudiera sorprender, pero lo cierto es que, tras su ingenio, destaca la dimensión especial que el maestro le concede a las expresiones más genuinamente populares como conformación de una cultura sólida y mestiza como la cubana.
“Sonatonga” es una propuesta audiovisual que nació en tiempos de pandemia, en ese sentido asegura su director que resultó imposible unir a todos los integrantes de la Orquesta Sinfónica Nacional, solo pudieron estar unos cuantos músicos, no obstante, el cuidadoso tratamiento de la luz y las sombras, logró crear una ilusión de inmensidad en el espacio cerrado de la interpretación, que en este caso fue el Teatro Nacional de Cuba. De la misma manera al no enfatizarse en los rostros, también en ese punto se marcó la idea de ese personaje colectivo, muchas veces anónimo pero indispensable en el mejor resultado de cualquier obra humana.
Además del Teatro Nacional, “Sonatonga” fue grabado también en la escalinata de la Universidad de La Habana y refiere su director que fue empleada también una finca en las afueras de la capital. En todos esos escenarios la historia juega con el presente y en ello vale hacer resaltar la importancia tanto de los figurantes como de los bailarines de la compañía de Danza Contemporánea de Cuba que le aportaron una belleza otra a la dimensión musical de la obra.
Desde el audiovisual, “Sonatonga” acerca al televidente la obra majestuosa del compositor y pedagogo Roberto Valera. Un hombre que estuvo muy vinculado al trabajo del Icaic y a este le devuelve ahora esta joya con la que también celebra su paso por la prestigiosa institución.
Un equipo liderado por Pablo Massip, con la producción y asistencia de Ana María Domínguez Cruz; la fotografía a cargo de Toussaint Ávila, Daniel Diez Jr, editor y Remache Estudio en la postproducción, han sido los creadores de esta nueva propuesta audiovisual que acerca a los televidentes a la inmensa obra del maestro Roberto Valera, uno de los nombres imprescindibles de la cultura cubana.