Lucas encamina sus pasos desde y para la televisión

Fotos: cortesía del proyecto

Los inicios de la década del cincuenta marcaron su llegada, exactamente un 24 de octubre, a partir de entonces, la televisión se convirtió en ese necesario reservorio de entretenimiento, disfrute, información…

Se conoce que desde fecha tan temprana la programación televisiva habitual cubana superó las ocho horas, lo cual significó la amplitud de disciplinas artísticas y quehaceres. Y justamente basado en este último concepto, del cual el proyecto Lucas es heredero, cuando hoy se celebra un aniversario más de la televisión, la capital del videoclip en Cuba le agradece el haberle permitido expandir su esencia comunicativa.

Y es que Lucas ha apostado y logrado una televisión participativa. El proyecto juega con el televidente, a partir de criterios estéticos que rompen cánones establecidos, no obstante, lo hace de modo que en casa la otra parte se siente cómplice de ese decir. Una cámara en movimiento con tomas atrevidas propicia que los conductores encuentren en ella su otro yo y eso el “teleluqueño” lo agradece. De igual modo, el uso constante de la ironía, también se convierte en ese resorte discursivo necesario para que los temas sean subvertidos y afirmados desde el humor o la reflexión desencarnada.

Bajo esos conceptos principales, Lucas no se queda en la grabación en estudio. Igual sale de la “comodidad” de las frías instalaciones (necesariamente son así) y llega hasta sitios apartados de la geografía cubana; a través de espectáculos que muestran lo más representativo del audiovisual hecho en casa, de un extremo a otro del país. Sin embargo, Lucas es un “producto” eminentemente televisivo, está pensado para ella y desde ella amplifica su postura a la hora de crear espectáculos temáticos o no; en el momento de pensar sus shows de entrega, tanto de nominados como de sus propios lauros anuales.

El sentido de pertenencia de Cruzata al universo de la pequeña pantalla propicia que defienda, en cualquier caso, una visualidad dinámica, un tempo narrativo igual de rápido que “obliga” al televidente a ser partícipe de la historia contada. En ese sentido, el proyecto se convierte en referente y reflejo de los cambios que a nivel de sociedad acontecen, en tanto en ese maridaje de música e imagen, muestra los gustos musicales que prevalecen por toda la isla; también el desarrollo de realizadores y el acceso a nuevas tecnologías; el nivel alcanzado por el sector de emprendimiento que favorece la autonomía de determinados servicios en función del audiovisual …todo ello yace detrás de cada plano, selección de color; amplitud de las entrevistas y selección de los propios videos a mostrar.

Con los años la sección de la crítica en el programa, igualmente adecuada a las exigencias televisivas (en cuanto a tiempo en pantalla y uso de lenguaje), constituye otra de sus bondades. Miradas tras el “Caballete de Lucas”, protagonizado por el investigador y crítico de arte Rufo Caballero, inició el acertado camino de la crítica desde un fluido didactismo. Hoy en manos del reconocido periodista Yuris Nórido, desde otros modos discursivos, este esperado momento dentro del espacio, hace continuas llamadas de atención a realizadores y público sobre aciertos y no tantos momentos de luz que pueden desatarse alrededor del audiovisual.

Recién cumplidos los primeros 26 años del proyecto cultural en que se ha convertido Lucas, pasando por cambios de horario—más o menos favorables— días de semana, con la llegada y despedida de muchos de sus rostros, sigue siendo la televisión el sitio desde y donde Lucas dirige sus mejores y mayores empeños. Desde casa y ahora por las redes sociales también encuentra esas interrogantes y a veces respuestas hacia donde encaminar sus siempre crecientes pasos, por eso en cualquier circunstancia en fecha como esta, a la televisión le regala felicidades.

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