El videoclip “Café” del tema homónimo perteneciente al nuevo álbum Morada, que prepara la agrupación Buena Fe, ya está disponible en Youtube. Para conocer detalles sobre el audiovisual conversamos con Leandro de la Rosa, director del clip.
¿Cuáles son las rutinas creativas que sigues para darle forma a la idea de un video?
Mis rutinas son bastante peculiares, a veces ni yo mismo me las explico, cambian de un video a otro. No tengo una rutina fija de creación. Lo que sí soy muy estricto en estudiarme el tema, lo escucho y analizo hasta el cansancio, hasta la última sílaba de la letra, aunque tengo claro que nunca me interesaría hacer un audiovisual que retrate exactamente lo que dice la canción. Por el contrario, siempre me ha interesado darle una lectura alternativa a lo que está expresando el tema. Lo hago con todos los videoclips que dirijo. No me gusta acercarme a la pieza musical sino darle otros niveles de lectura que pudieran funcionar. Casi siempre la canción sobrevive por sí sola y si le das otra lectura la estás enriqueciendo.
En esencia, tengo como rutina escuchar mucho la canción, estudiarla, conocer la historia del grupo o intérprete, analizar los videoclips que han hecho anteriormente para ver por dónde han ido; no con el sentido de seguir una línea o romperla, sino ver qué pasó, por dónde va porque a veces hay cosas que no les han funcionado y a veces descubro otras que se repiten y les han salido súper bien. Lo que intento es pensar en eso: no tomarlo, ni repetirlo, sino tenerlo en cuenta, tanto lo malo como lo bueno.
Noto que en estos videoclips hay presencia de elementos irreales o surrealistas ¿Es así?
Ahora es que lo analizo: me gusta mucho el sentido de lo irreal, construir siempre mis videos con un punto de irrealidad y surrealismo. Desde que estudiaba en San Alejandro lo perseguía mucho: las obras de Dalí, Bretón, Joan Miró y los dadaístas y en el cine las películas de David Lynch. De alguna forma eso me marcó, de ahí que siempre busque esa mirada surrealista en los audiovisuales.
¿Ya habías trabajado antes con Buena Fe?
Anteriormente dirigí el video “Cámara lenta” con Buena Fe y había realizado otras colaboraciones con Israel. Recuerdo que hicimos uno por el día de los padres con Laritza Bacallao, Luna Manzanares y el dúo Iris. Ha sido una agrupación que he tenido cerca y mantengo la palabra de que mientras me parezca interesante y sus obras me sigan hablando, voy a colaborar en todo lo que pueda poniendo mi talento en función de ellos.
En particular, ¿cómo llegas a dirigir el videoclip “Café”?
Te comento, esto quedó casi como una deuda entre Buena Fe y yo… Cuando terminé “Cámara lenta” que fue el video que hicimos para el disco anterior, un clip de los que más alegría nos dio a ambos, una canción muy bien recibida con un clip nominado a Video del año en los Lucas y en otras categorías, Israel me comentó hacer un audiovisual para el tema “Cuatro cuentos” que forma parte del disco Carnal.
Empezamos a producirlo, pero nos atrapó la pandemia, los conciertos dejaron de hacerse, los presupuestos empezaron a redirigirse, como es lógico, y no cuajó el video. Entonces, eso quedó como una deuda porque el proyecto estaba avanzado y casi listo para filmarse, pero por la pandemia el clip de “Cuatro cuentos” no se concretó. Ahora Israel, después de la tormenta, me llama, me comenta sobre “Café” y el disco nuevo y me habla de que quiere sacar uno de los temas de manera independiente. Me encantó la idea, escuché la canción y me recordó los inicios de Buena Fe que siempre me gustó todo lo que hacían. Pensé también en “Cámara lenta”, que se relaciona y va mucho con lo que persigo en los videos: hablar sobre el ser humano, las relaciones interpersonales y de todo lo que conllevan. Empezamos a darle forma a “Café” y ahí está.
¿Cómo fue el proceso para filmar “Café”?
El video pasó por muchas etapas, principalmente, en cuanto a locaciones: íbamos a filmarlo en Santiago de Cuba o Guantánamo que son lugares cafetaleros por naturaleza, pero se nos hizo complejo el movimiento de tantas personas para allá. Al final, nos decidimos por un lugar más cerca, cosa de la que no nos lamentamos ni un poquito. Filmarlo en Bahía Honda fue mágico, con personas increíbles que nos atendieron con muchísima amabilidad, profesionalidad y nos ayudaron en todo lo que nos proponíamos. Eso para una obra audiovisual que implica tanto sacrificio y tantas coordinaciones, fue primordial.
Cuéntame sobre la selección de las locaciones…
Filmamos ahí en Bahía Honda, un lugar en el que yo no había estado. Israel me comentó de ese sitio, que lo conocía gracias al Chino, el representante de Buena Fe, que tiene familia allí. Nos lanzamos a la aventura, a ver qué nos encontrábamos. Llegando, descubrimos la finca de Gerónimo, que nos pareció espectacular. Este hombre tiene allí un tesoro y a veces uno no lo ve. Es un lugar mágico, con un río para ellos, sembrado de frutas muy extrañas, exóticas y endémicas. Podría vivir allí toda la vida. Me pareció un lugar especial para filmar este video. Y mira, la isla, que es bastante importante en el clip, fue algo muy casual… fuimos a almorzar después de la visita a la locación y me encuentro con este lugar que daba al patio trasero del comedor. Me quedé impresionado y enseguida las personas del gobierno de Bahía Honda empezaron a “mover el dominó” para llegar a la isla y poder filmar allá. Es un lugar hecho para este video.
A propósito de la isla; la insertas en varios momentos en el clip… y al final, hay como un plano general de isla ¿Esa metáfora e irrealidad tiene que ver con alguna inquietud creativa que tengas identificada?
Sí, Por supuesto. Enseguida viene apareciendo el símil de “la isla dentro de la isla”, la idea de insularidad por todos lados y de alguna manera esto va con el clip. Una isla solitaria como lo es el personaje de Félix Beatón en el video. Este hombre y su pareja viven como dos islas separadas, ya no se encuentran de ninguna forma a pesar de que tienen una historia de amor, de años, de trabajo y compañerismo. Esta relación ha crecido tanto que ha llegado a decrecer, donde el aburrimiento, el trabajo y la rutina empiezan a enmudecer algunos diálogos, encuentros y se dan los desencuentros. Por supuesto, la isla es eso también, el sentido de lo solitario, de la muerte de la pareja. Reescribí la historia y apareció la idea del “café mágico”.
Algo que quieras decirme para cerrar…
Como siempre hago, quisiera agradecer al equipo que estuvo en Bahía Honda porque no es fácil moverse en estos tiempos, es complicadísimo, mucho más por las condiciones actuales de la economía y el transporte. Es muy importante agradecer a todos: a Diana Rosa Ramos, que estuvo conmigo en la producción y dirección de arte. Lo hicimos casi todo juntos si no, no hubiera sido posible, a la gente de Bahía Honda y de Geocuba. Por supuesto, a Israel Rojas y a Yoel por estar allá. A Nieves Riovalles y a Félix Beatón que fueron imprescindibles para que la obra fuera posible. A todos, gracias.