Making of de “La fiesta del amor” gana en la edición 25 de Premios Lucas

Cómo se vive una narración paralela detrás de cámara, qué detalles se esconden en la dinámica de producción y grabación de determinada propuesta audiovisual, cómo se preparan y funcionan cada una de las especialidades en función de un argumento. Estas y otras respuestas se develan a través de un making of. Una categoría que del cine se ha ido trasladando con acierto hacia todas las producciones audiovisuales y que ofrece, intrínsecamente, tantos elementos de análisis como la obra per sé.

El making of concede tantos valores estético-artísticos como la obra que lo condiciona. Este material que a veces completa, generalmente complementa cualquier propuesta, de modo que propicia lecturas al elemento originario, en tanto mostrar los procedimientos de trabajo, a su vez, puede crear relaciones empáticas con el receptor, una pauta a tener muy en cuenta en el resultado final de la propuesta.

Y justo este elemento es uno de lo que mejor se afirma en el making premiado en la reciente entrega de los Premios Lucas. Dirigido por Rey Reyes “La fiesta del amor”- tema interpretado por Alain Pérez- también se alzó con este lauro de manos de este joven creador que, emocionado, aseguró haber llegado al mundo del audiovisual gracias a una cámara obsequiada de la cual no pudo más apartarse.

El clima de jolgorio que afirma el video es captado por la cámara de Rey. Producido en Estudios Siboney, “La fiesta del amor” nació, por tanto, en una locación cerrada; no obstante la amplitud con que se trabajó el escenario, la dinámica del movimiento escénico, logró expandir esa imagen hasta crear la ilusión de un entorno sin límites físicos. Por su parte, la postura del director Rojas, le concede a la narración una sensación de juego de roles que entra en perfecta comunicación con el espectador. El regodeo en los detalles, tras el uso del primer plano es otro de los elementos que mejor acerca a la atmósfera de ilusiones que recrea el video.

Reyes, por otra parte, no perdió oportunidad para la entrevista exacta y concisa en medio de la dinámica de la grabación. Es por ello que, en medio de esta, Alain Pérez expresa: “El amor está lleno de fantasía, y eso solo José Rojas lo puede interpretar” … y a ello yo sumaría, y solo Rey lo podría captar en su justa esencia. De eso iba el audiovisual: de crear un imaginario de color, vitalidad y movimiento donde los amantes se desplazaran, vivieran con toda intensidad, obviando todo lo que le circundara.

Jugar una especie de filme donde se juega el video dentro del video es otro de los atractivos de este material que muestra en todo su esplendor, la alegría que predomina en el mismo. Es un audiovisual donde se combina alegría, desenfado en medio de un rigor profesional notable que se traduce en el resultado final del clip. En ese sentido, Reyes no pierde la ocasión para presentar a cada uno de los integrantes del staff en funciones. No hay poses para ello; todo lo contrario en su justo hacer se muestran asumiendo sus respectivos roles.

En más de una oportunidad Jose Rojas ha hecho alusión al desarrollo de este video. Enfatizó en que aun entrada la madrugada Alain insistía en que podía continuar, incluso, iniciar otra filmación, en tanto la dinámica de trabajo, los momentos de entrega y jolgorio no dieron espacio al cansancio. Y esa sensación es captada también por el making, entendido como la vitrina gigante a través de la cual se mostró desde cómo se conformó el escenario donde se produjo, hasta el momento final de la producción.

Para Reyes “La fiesta del amor” constituyó su gran experiencia. Entra, así, por la puerta ancha a los Premios Lucas con una propuesta muy agradecida por los espectadores y donde cada detalle responde a la esencia de una narración que pondera la magia del amor a través de un prisma (cámara) que lo devela y enaltece.

Un binomio de creación Alain Pérez – José Rojas se vio perfectamente ilustrado por un Rey Reyes que se integra a la familia creativa de Jose Rojas, inquieto y perseverante realizador que entre los aciertos de su versatilidad discurso-estilística ha encontrado en la música popular bailable otras maneras de enaltecer la poesía que no falta en ella, solo que hay que poderlas explorar.

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