La primera vez en muchas de las facetas de la vida constituye una experiencia inolvidable, para bien, y es lo que ocurre con la realizadora Lena Hernández. Siempre habrá una primera vez para esta realizadora, cuando se hable de buen gusto y rigor dentro de su visión estética acerca de los fenómenos culturales, en este caso el videoclip.
La creadora de “Iyalodde”, su ópera prima, aun confiesa “sentirse en las nubes”, cuando piensa en la cantidad de nominaciones que obtuvo este material hecho con pocos muy recursos, lo que la conllevó a asumir una visión minimalista del universo de la mujer, visto desde la sensualidad y belleza: dos rasgos representativos y simbolizados por la diosa de la fertiilidad en la cultura afrocubana, Oshún.
Bajo ese presupuesto trabajó la obra “Iyalodde” de la intérprete Brenda Navarrete. Acerca de esta experiencia conversamos:
¿Qué narra “Iyalodde”?
“Iyalodde” es una canción dedicada a una deidad que simboliza la fuerza y al mismo tiempo la sensualidad femeninas, y en ese primer aspecto quise concentrarme: hablar del autodescubrimiento de la mujer, a través de lo simbólico.
El clip cuenta la historia de una mujer que aparece tapada; no obstante su canto la lleva a autodescubrir su fuerza y sensualidad hasta desatar una tormenta, ese es el centro de atención, a partir del cual hago alusión a la experiencia de muchas mujeres (entre las que me incluyo), cuando en algún momento han querido silenciar nuestras voces y hacernos creer que no somos suficientes.
Con este clip hablo de mi visión feminista, la que desde mi propia experiencia convida a seguir creciendo en un medio dominado mayormente por hombres, y afirmando que nuestra fuerza es tan potente como la naturaleza misma”
¿Cómo defines esta primera experiencia de dirección?
“En general fue tan dulce como la miel y tan iluminada como “Cachita”. Cada vez que hablo de dirección audiovisual menciono el gran compromiso que implica. Le tengo un enorme respeto a esa especialidad dentro de la creación mediática porque el director es el responsable absoluto de cuanto se comunica a través de la pantalla. Tus ideas, puntos de vista e, incluso, creencias personales, llegan a miles de individuos, y eso es altamente delicado y conlleva a una responsabilidad inmensa. Por eso siempre quise crecer y aprender mucho antes de dirigir; siento que la voz de un realizador debe ser madura y consciente.
Ya había tenido experiencias anteriores como directora en los ejercicios docentes de FAMCA; y Vedado Films, una productora de cine independiente en Cuba, me posibilitó dirigir mi primer largometraje documental. Es entonces cuando Odalis García, productora ejecutiva de “Iyalodde”, me propuso dirigirlo. La idea en principio me sorprendió; aunque el hecho de haber dirigido un documental ya me hacía sentir más segura. Las primeras veces siempre asustan, y el lenguaje cinematográfico difiere en muchos puntos del lenguaje del videoclip; aun así me lancé a soñar junto a Laura Suárez y Brenda Navarrete este audiovisual que, a pesar del escaso presupuesto conque contó nos propusimos que fuera hermoso.
Esta primera experiencia en la dirección de un clip fue tan especial también gracias a mi equipo, pequeño; pero muy efectivo. Todos teníamos mil tareas pero me apoyaron muchísimo. Eso posibilitó que el resultado fuera mejor de lo esperado”.
¿Cómo fue la dinámica con Brenda Navarrete?
“Brenda es un ser de luz. La admiro muchísimo como artista y mujer. Nos conocimos filmando un pequeño documental donde yo asumía la dirección de fotografía, y cuando la vi tocar los tambores batá ahí, cerquita, pues hicimos el clip. Luego nos contó que por razones religiosas africanas, a las mujeres no se les permite tocar los tambores en las ceremonias religiosas; por tanto, ella se llevó los tambores al escenario. Esa historia me hizo aprender mucho de ella y su resiliencia. Por eso en “Iyalodde” lo importante para mí es que siempre ella se vea en la pantalla, se redescubra. Creo que hasta ahora he logrado sorprenderla”.
¿Cuál fue el mayor desafío a asumir Iyalodde?
“El mayor desafío fue, sin dudas, generar una propuesta diferente con un presupuesto reducido. Cuando hablamos de esta triología de temas dedicados a la religión afrocubana, el punto de partida era alejarnos de las propuestas visuales que normalmente se generan para estos temas musicales.
Brenda llevaba tiempo sin lanzar un clip de un tema de su autoría, por tanto quise que fuera la única figura del material. Centrarnos en ella, su sensualidad y energía, verla en todo su esplendor, luego de un tiempo alejada de las pantallas me pareció una decisión acertada.
Mi formación como fotógrafa hace que mis referentes visuales principales vengan de la pintura y que el trabajo con la luz y el color resulten puntos fuertes en mi sello visual, así que me apoyé en esto para generar un material estéticamente diferente.
Y hablando de desafíos puntuales luego de haber generado la idea, lo más difícil resultó construir un río dentro del estudio. Creo que como buenas cubanas siempre encontramos soluciones creativas y lo hicimos posible.
El audiovisual en Cuba está lleno de desafíos, como nuestra vida misma. Es muy lindo ver como los artistas, aun en medio de tiempos tan difíciles, buscamos la forma de seguir creando”.
¿Puede constituir este video un antes y un después en tu carrera?
“Absolutamente. Estoy segura. El video clip es un género que históricamente ha sido dominado por hombres. Ser una representante femenina es un logro y un orgullo para mí. Eso por una parte, y por otra que el proyecto Lucas lo esté reconociendo dentro del panorama creativo actual como un material merecedor de siete nominaciones, creo que hará la diferencia, definitivamente “arranqué con el pie derecho”.
Que mi primer video clip haya recibido nominación como ópera prima” ya es el premio. Así que gracias a mi familia por el apoyo eterno, a mi esposo Alexander González, que es pilar y maestro, a Vedado Films por impulsarme, a Brenda y Laura por la confianza y a todo mi equipo por la dedicación. Gracias a todos por la felicidad de haber experimentado esta primera vez”
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