El público tiene la palabra

Por: Leydis Luisa Hernández Mitjans

Visten el uniforme carmelita y blanco típico de los tecnológicos cubanos. Conversan de pie, recostadas a la cerca de la Catedral del Helado, con ese aire pícaro, desenfadado y conspiranoico que es común en casi todos los adolescentes.

No quieren hablarle a la prensa, afirman que les da pena, se muestran tímidas y carentes de palabras. Aun así, cuando a Zolanch Ortega Ayala y a Suleydis Rabeiro González, ambas procedentes de la escuela Antonio Guiteras, les hablan de los Lucas, se les dibuja una sonrisa en el rostro.

Cuentan que les encanta el programa y “los video clip que ponen”. Pero, -dicen- “nunca hemos podido ir  a una gala, y eso nos gustaría mucho”.

Es este el mismo reclamo de muchos admiradores del programa, que cada fin de año intentan, por todos los medios posibles, conseguir entradas para las galas de premiaciones. “Para ir a ver los premios hay que hacer magia”, comentan un grupo de jóvenes reunidos en el concurrido parque de G, en el Vedado capitalino.

Por su parte, Yeny Ramírez, amante de los temas culturales, crítica compulsiva de todo lo puramente comercial, cinéfila y melómana asegura: “no veo mucho el programa porque son más las cosas que no me gustan, que las que me satisfacen”.

La joven sostiene que siempre se premian a los mismos realizadores y que en muchas oportunidades los clips que difunde el programa son de una calidad cuestionable; “eso sin contar que muchos videos reproducen los mismos estereotipos machistas que están presentes en la sociedad cubana actual”.

Como ella piensan muchos otros espectadores, quienes ven poca variedad y exigua calidad en los materiales que el programa exhibe.

Criterios similares tiene Evelyn Fernández, quien se cuestiona los patrones estéticos que premia el programa, al tiempo que alega que no siente que la cauténtica cultura nacional sea defendida en el programa. “Siento que el programa ha perdido mucha calidad”.

Muchos otros espectadores se refieren a los jueces, a las constantes insatisfacciones que generan las galas y a la poca preparación de los conductores del programa, sobre todos los más jóvenes.

Lo cierto es que, como siempre, las opiniones están divididas. La única coincidencia es que el Proyecto Lucas es necesario, sobre todo si se pretende desarrollar y perfeccionar el video clip cubano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *