Lucas o el desarrollo del Video Clip cubano.

Por Guille Vilar.

lucas_contactosApenas nos encontrábamos en una nada del video clip de factura nacional, cuando de repente, se nos hizo realidad la presencia del programa insigne de este producto artístico en la televisión cubana: Lucas.

Si bien ya existían otros espacios donde se mostraba la evolución del video clip foráneo en sus calidades diferenciadas, los balbuceos de nuestra incipiente producción del género en tal sentido, carecían del programa indispensable para potenciar a nuestros creadores y demostrar que podríamos alcanzar niveles de competitividad en el mercado internacional. Durante estos 20 años, hemos asistido al crecimiento de una entidad cultural de vida propia cuyo alcance se extiende mucho más allá que el desarrollo de la estética del video clip cubano. Pocos programas como Lucas han  reconocido el aporte de otros realizadores de la televisión y de sus respectivos espacios en este empeño por otorgar cultura desde diversas manifestaciones musicales. Pocos programas como Lucas, han logrado que la animación a cargo de sus conductores, se encuentre  enraizada en nuestro humor criollo por medio de ocurrentes frases que tan pronto estas salen al aire, ya forman parte del refranero popular.

Por supuesto que Lucas fue el iniciador como programa, de hacer converger mediante entrevistas el rango del músico con el del realizador del video clip, dualidad inseparable en la cual uno necesita tanto del otro. También pocos programas como Lucas disponen de un diapasón tan estilísticamente abarcador como para uno poder llegar a sus propias conclusiones al respecto.

Obviamente, disponer de otro espacio de televisión en donde se tome partido por aquellos videos clip de una esmerada realización, es una forma subliminal en sugerir el valor de lo artísticamente superior, pero en el todos contra todos que propone Lucas, es una especie de combate entre gladiadores, donde solo sobreviven los más fuertes, los mejores. Para aquellos realizadores que apuestan por la mediocridad en sus diferentes matices, si acaso llegaran al triunfo pasajero que lleva consigo el de coquetear con lo no bien visto del mismo modo de quienes creen que el espectador es tonto cuando convierten al video clip en una sumatoria de acrobacias circenses, por el abuso que permiten las posibilidades de sorprendentes imágenes de una tecnología de punta constantemente renovada. En todo caso, donde prima el talento del realizador, hay grandes posibilidades que el video clip pueda llegar a cruzar la difícil línea de una aprobación social que lo hará permanecer en el tiempo.

Semejante polémica, no solo mueve el pensamiento crítico en los diferentes sectores de nuestra sociedad sino que al mismo tiempo nos convoca al disfrute de magníficos videos que han sido y serán el orgullo de nuestros realizadores y de todo el pueblo que los aplaude, dinámica en que ha puesto todo su empeño desde hace 20 años, el director Orlando Cruzata y el colectivo de su programa.

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