La realidad social desde el ojo del videoclip

En varias de las entrevistas que el proyecto Lucas ha publicado en sus diferentes medios y plataformas, los realizadores de videoclips coinciden en que los audiovisuales complementan a una canción y le agregan un valor significativo si se sabe proyectar el mensaje, en caso de que exista alguno.

Las imágenes deben ser el reflejo de eso que se quiere decir. Una representación de la sociedad desde las líneas que conforman una canción obliga a los directores a buscar el concepto mismo desde el lente de las cámaras.

La crítica en varias ocasiones se ha volcado hacia la falta de productos con estas características y contenido, pues las tendencias actuales apuntan a temas a veces trillados como el amor, el desamor, el sexo, el dinero, la superación personal, entre otros.

Sin embargo, existen artistas que han convertido sus versos en realidades comunes, identificativas de los tiempos y cambios que la sociedad experimenta, músicos que con sus letras persiguen un mensaje más profundo y que no queda superficial de ninguna manera.

El timbirichi y la casa de Tony

El músico matancero Tony Ávila representa uno de los que ha mostrado la situación social cubana desde los videoclips que acompañan sus canciones. Dentro de su repertorio podemos encontrar como las más conocidas “Timbirichi” en el 2014, y “Mi casa.cu” en el 2018.

En el primer tema muestra el auge que comenzaron a tener los trabajos por cuenta propia, los puestos de venta en cualquier lugar del país que se iban multiplicando por días. Las imágenes del audiovisual presentan a los cubanos en sus diversas prácticas económicas en este sentido, con una mezcla de tonos blancos y negros unidos al color para resaltar detalles como los productos en los mostradores de los “timbirichis”.

Tony hace alusión a la importancia sobrevalorada que la sociedad le estaba dando al dinero, incluso convirtiéndolo en un ente manipulador, pensamiento que aún persiste en la actualidad, así como el problema con los bajos salarios en comparación a precios, a lo que también hace referencia en dicha canción.

El estribillo ofrece al oyente múltiples interpretaciones, pues el cantante se refiere a “timbirichi” como el oficio, profesión, cualquier trabajo que se realice para vivir, lo cual queda esclarecido en los minutos finales cuando pide que no se olviden del barrendero, el maestro ni el doctor.

Pero Tony Ávila no se quedó inmerso solo en mostrar la realidad, sino que apostó por una canción cuya letra hablara de los cambios que necesitaba Cuba sin abandonar la esencia propia del país.

Entonces surge “Mi casa.cu”, una letra con un doble sentido magistral que te deja pensando y decodificando los versos hasta entender que “la casa” es Cuba, y los cambios de muebles, pintura y lugar de los objetos dentro de ella, no son más que las transformaciones sociales que la Isla necesita.

Aparece la Virgen de la Caridad como una mención indirecta a la fe cubana. Cerraduras y paredes como obstáculos, barreras dentro de una casa vieja y destruida, donde un análisis consciente de los planos deja ver que existen lugares a los que le faltan objetos, e incluso una limpieza e iluminación.

A medida que avanza el videoclip se visualizan los cambios notables del inmueble, despacio y sin apuros. Un reemplazo de lo antiguo por lo moderno, una cita a los cambios que un día los que nos antecedieron hicieron a la suya y una imagen de José Martí figuran como ejes conductores de un video creativo y profundo dirigido por Alfredo Ureta.

Con cada modificación dentro de la casa, se añade una parte de una imagen que hasta los minutos finales se observa como la bandera de Cuba, plano que concluye el clip y deja muy poca brecha a la imaginación acompañado de las líneas “Y aunque en mi casa me siento contento, hay cambios que mi casa necesita”.

Y para demostrar que el arte unido a los temas de interés que llegan y golpean lo más real resulta una dupla de las mejores, tanto en la música como en el espacio del videoclip, solo basta contabilizar las visualizaciones de ambas producciones con un número superior a las 120 mil en “Mi casa.cu” y 180 mil en “Timbirichi”.

X Alfonso nos dice que “Cambiará”

El cantante y compositor cubano X Alfonso nos regalaba en 2016 el tema “Cambiará”, en cuyo videoclip se mostraba una Habana sin colorete, es decir, sin maquillaje, ni filtros, planos reales sin alteración.

Con un fondo, a veces en blanco y negro reflejo de la tristeza y nostalgia, con presencia de girasoles en todas las tomas como muestra de la fe que profesan los cubanos hacia sus ídolos religiosos, X deja ver la realidad de un país desde su capital.

Desde un título esperanzador como “Cambiará”, el compositor hace alusión a fenómenos tan legítimos en aquel entonces como ahora, siete años después. Temas como el enriquecimiento, el esfuerzo de trabajadores con hijos que alimentar, lo inservible que puede ser la política para el beneficio de las personas de a pie, las imágenes de pueblos que se venden como paraísos, aun cuando al interior los problemas afloran, el irrespeto hacia un pensamiento diferente solo por el hecho de serlo, y la emigración, hallan cabida en la letra.

Frases como “sin saber cuál será nuestro destino”, “sacrificios sin respuestas”, enmarcan en palabras los problemas sociales recurrentes. El mensaje de la canción va más allá de lo que se escucha de forma clara, usted puede deducir, adaptarlo a su realidad, aumentarlo, disminuirlo, pero encontrará puntos de contacto desde cualquier arista.

El Insurrecto y “Cerro cerrao”

La música urbana también ha demostrado que se pueden evidenciar realidades desde la pluma de un artista y con una cámara que capte en planos la esencia de los barrios. El Insurrecto lo concretó en “Cerro cerrao”, un icónico tema con un videoclip grabado directamente desde este municipio habanero conocido por ser uno de los más conflictivos de la capital.

Imágenes de personas humildes, el típico dominó, casas de bajas condiciones, tomas del artista en los tejados de la zona, son el reflejo de la esencia del Cerro que, junto a una letra que describe a su gente logra llevar todas esas características al arte visual y musical en Cuba.

Las tendencias actuales que se presentan en los programas de televisión se han distanciado del entorno social del país para declinar ante los productos comerciales, las ventas, los números y los mismos temas que pasan de voz en voz con diferentes ángulos de enfoque, algunos con un descuidado y vulgar vocabulario.

El rescate de versos que nos identifiquen como ciudadanos del mismo suelo, como personas que enfrentan las mismas dificultades, situaciones y cambios sociales, continúa siendo una expectativa alta para el arte audiovisual y de la música en Cuba.

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