Mi suerte… del fonograma al video clip

Presentado en Lucas, el video clip Mi suerte, que da título al primer fonograma del dúo Iris.

El dúo Iris -Javier López y Dayamí Pérez- entraron por la puerta ancha del universo fonográfico con una propuesta que, tal y como su nombre lo indica, constituye una mirada aguda, sosegada y agradecida de lo que ha sido, hasta hoy, su tránsito por los ámbitos de la música y los sentimientos.

El amor, como eje temático, hilvana los trece temas que componen el álbum licenciado por la EGREM, y justamente la composición homónima, corrió con la suerte de ser llevada al audiovisual de la mano de Leandro de la Rosa: experto creador con especial sensibilidad para moverse entre los más diversos entramados de las emociones.

Este video, por tanto, no es la excepción. Para beneplácito de los seguidores de la propuesta estético-musical de los intérpretes, como de los que por primera vez se acercan a ella, resulta recorrer junto a estas jóvenes voces momentos puntuales de sus vidas. Todo a través de la atinada selección de imágenes, la cuidadosa fotografía y el meticuloso trabajo de montaje del cual lo cronológico adquiere dimensiones muy especiales.

Más de una década los ha mantenido unidos por la canción la cual es parte importante de sus vidas. El tiempo ha dado muestras del talento y sensibilidad para encarnar la canción contemporánea desde el acople armónico y la sencillez humana de ambos; rasgo que denota y defiende el audiovisual. Las imágenes, muchas de ellas rescatadas de archivo, juegan con las actuales, a modo de conformar un ciclo vital: ese momento de la adolescencia y primera juventud, donde los sueños en la Escuela Nacional de Arte construyeron el asidero primero e imprescindible para seguir andando.

No por casualidad a nivel de concepto, las imágenes iniciales que aparecen en el video de sus presentaciones, coinciden al decir de los intérpretes, con esa primera presentación en público ante sus compañeros de estudio; ellos fueron la primera y más importante inspiración para que el dúo Iris se convirtiera en lo que es hoy. Otros escenarios, de igual manera, completan ese diálogo introspectivo con la realidad, de ahí que la permanencia debajo de la ceiba se identifica con esa relación mágica establecida para componer en aquellos tiempos fundacionales.

La recurrente presencia de los protagonistas en el río, como elemento simbólico-discursivo, mucho se aviene al recuento enfático en esa etapa de inocencia juvenil donde todo es pasión. De la misma manera, el mantenerse vivaces, activos en el correr de sus aguas, además de la felicidad que emana de la juventud replantea la decisión tomada de formar parte consiente de esa naturaleza viva con la que tanto hacen conectar su obra. No olvidar que sustantivos como agua, lluvia, manantial, sol, vida son constantes manifiestas— de manera explícita o no— en su cosmovisión creativa.

Espacios como Estudio 22 para la grabación de las escenas interiores en perfecta confluencia con escenarios naturales tales como Monte Barreto, conforman el vínculo tempo-espacial que determina la atmósfera narrativa del videoclip. Una propuesta que por su significación personal, significará un antes y un después en la proyección de estos jóvenes.

Se les preguntaba a Javier y a Dayamí, qué imágenes habían calado más hondo al ver el producto final, y no dudaron en responder que aquellas primeras en la ENA. Especialmente Dayamí las calificaba “como una  gran película que pasaba delante de sus ojos y se asombraba haber podido experimentar en tan poco tiempo tantas emociones juntas”.

Y ese es justamente el mayor acierto creativo de Leandro de la Rosa, haberlos hecho

revivir desde el énfasis en aquellos lugares comunes, experiencias sencillas, únicas

desde la más absoluta cotidianidad. Afortunadamente muy bien refrendadas desde

una madurez que, aun circunscrita en los pocos años que aun exhiben, están

colmadas de la suerte de poder compartirlas.

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