Inmigrante y qué?: reclamo por conquistar un lugar

“No somos criminales, ni invasores.

Somos personas valientes que traemos nuestra alegría,

nuestro dolor y nuestros dones

para construir una nueva vida mejor”

La cantante y violinista cubana nominada al Latin Grammy, Yeisy Rojas, estrenó en junio pasado el videoclip “Inmigrante y qué?”, una canción que fue destacada por Billboard en su lista Nueva Música Latina y que se posicionó como favorita del público al obtener el primer lugar en la encuesta Latin Music Poll con más de un  70% de los votos.

El video, dirigido por el destacado productor y cineasta Marcus Støren y rodado en Oslo, Noruega, narra con fuerza y sensibilidad el recorrido emocional de quienes emigran. Con imágenes que muestran las circunstancias a las que puede enfrentarse la persona que deja atrás su tierra: detenciones policiales, condición de indocumentado y empleos diversos, el video resulta desafiante en su representación visual. Rostros, posturas corporales y gestos comunican el poder resiliente de una comunidad que cada día crece exponencialmente.

La historia toma vida con la participación de algunos de los mejores amigos de Yeisy, quienes forman parte del elenco, aportando autenticidad y reflejando las diversas caras de la emigración. Las imágenes brindan un sentido sociológico y antropológico, si se quiere, del fenómeno migratorio.

Una cerca se muestra como límite y desafío; como frontera inicial que reta al migrante a crecerse, a superar obstáculos, sin perder sus esencias. Interesantes resultan los leimotiv utilizados que tipifican la identidad de los migrantes, sobre todo, las mochilas, la cultura culinaria representada a través de un plato típico y el vestuario. Asimismo, la ciudad se convierte en hilo conductor de la historia al mostrar ese carácter errante y de peregrinar por la ciudad que caracteriza a la comunidad migrante. Las imágenes grupales del metro en Noruega, correr por una calle y pisotear naranjas, así como despedir a una ciudad desde el otro lado, son acciones de rebeldía, y a la vez de una valentía propias de quien emigra.

Podría pensarse que el videoclip toma referencias de las historias cliché del cine; sí. Puede decirse que es una fotografía de los contratiempos a los que se enfrenta el migrante, también. Pero todo eso lo hace desde la autenticidad estética y artística que significa no renegar de tal condición a pesar de todo y de todos.

Es un discurso sonoro que mezcla el rap y la música popular cubana, donde no falta la clave y una representación cinematográfica sugerente sobre lo que significa pertenecer a la comunidad migrante y las preocupaciones con las que lidian. El video es el reclamo por ganar un lugar en la sociedad, por conquistar sus derechos sin renegar de su condición como migrante. Nótese que se apuesta por centrar en el plano cinematográfico a la cantante-protagonista y/o al grupo de migrantes, lo que denota poder e importancia. De igual forma, los primeros planos desafiantes buscan significar ese empoderamiento que se está exigiendo por dicha comunidad.

La cuidadosa selección de la iluminación, los planos, las acciones y el montaje hacen de este videoclip un buen ejemplo de sensibilidad creativa ante un tema tan complejo y multifactorial como la migración.

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